sábado, 7 de febrero de 2009

Sólo escribiendo puedo tranquilizarme.


Los días y las noches son distintos contigo, maravillosos, pero estamos pasando del enamoramiento al amor y la transición es un poco o un mucho complicada. Ya no somos todo perfección ni todo enamoramiento: ya nos dimos cuenta que el otro falla, que el otro no es perfecto, que ni es tan bonito ni tan lindo como pensábamos, que tal vez ni siquiera es una buena persona. Que quizá no es el amor de nuestra vida, pero que podemos creer que así sería (te digo esto desde el psicoanálisis, donde el amor no existe, donde el amor es poner lo que no se tiene en la persona equivocada). En mi postura de pseudo psicólogo, entiendo perfectamente que las estrellas han dejado de brillar en el firmamento y se han convertido en flores del jardín que tenemos que cuidar.

Hemos pasado de una etapa contemplativa y desiderativa a una etapa de trabajo, de laborar, de hacernos responsables de la parte que nos toca pero ya no como individuos sino como dúo, como pareja, como relación, como dos, como personas que están en procesos simultáneos. Ya dejamos de ser hace mucho, Sandra Rebeca y Francisco, ahora somos Becka y Franz, con tooooooooooodo lo que eso representa.

El amor está a flor de piel, tenemos que cuidarlo, trabajar con él. Traemos mucha mierda tras de nosotros, sobre nosotros y en nosotros, pero juntos podemos limpiarla. Tenemos muchos caramelos, dulces, cerezas, frutas y verduras tiernas y podemos hacer con ellas el mejor de los banquetes. Ya sé que no te vas a soltar, yo tampoco me voy a soltar. Pero ahora aprendamos a sujetarnos. Vamos dúo, caminemos juntos esta vera, estamos acompañados, sujetémonos.

Miedo lo tiene cualquiera, pero vamos, lo malo del miedo no es el miedo en sí, sino no querer vencerlo.

Te amo.


Fz. en algún momento del 2006.

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