lunes, 26 de enero de 2009

Madness in the air


Dedicado a mi bebé Isahel que vivió experiencias desagradables este fin de semana. Santiago de Querétaro, Qro., a 20 de marzo del 2009.


Madness in the air.


Algún día le dije a Andrea que sólo escribiendo podía tranquilizarme. Tal vez debiera volver a tomar la costumbre ya que ahora, ni las recetas de Oso ni las de Alma me son funcionales para conciliar el sueño.


Nuevamente, a las dos de la mañana y sin pc, vuelvo a las hojas y el lápiz para poder lidiar con las emociones.


Tal vez no quiera dormir para no mirar en sueños mi pasado. Cuando uno va hacia el pasado, dice el Padre Tiempo, generalmente no tiene la emoción que se vivió la vez primera.


Cuando uno quiere cambiar, toma decisiones contundentes, de tajo, como si uno pudiera decirle a las vivencias: quédense ahí, no salgan de ese lugar; no salgan porque duelen -ya bien porque fueron dolorosas en un primer momento, ya bien porque duele no tener algo tan lindo hoy día-.


Uno es lo que es, lo que trae puesto. Uno sueña con las mismas caras, con las mismas bocas y tiene los mismos miedos. Uno llora con los mismos ojos.


Tal vez el hecho de que eso que nos hace seres distintos nos haga también seres solitarios trae como consecuencia que uno se quede pasmado, impávido.


La arrogancia y la soberbia nos convierten a veces en personas amargadas: terminamos por buscar algo que nos sostenga, que nos permita no volvernos locos -o tal vez no volvernos cuerdos-, un "algo" que acaba por hacernos conformistas. Acabamos siendo uno más.


Envidiamos los sueños ajenos alcanzados y como obviamos ya los nuestros, miramos la tele, vamos al cine, compramos recetas psicológicas o farmacológicas, oímos consejos, buscamos llenar un vacío dejando otro hueco de dimensiones quizá mayores.


La felicidad nos da tanto miedo que cuando la miramos a la cara preferimos buscar la que el otro busca.


Queremos ver en un reality a aquellos personajes como los que queremos ser para saber si también son de carne y hueso. Para creer en alguien.


Como no podemos llorar ya por nuestros padres puesto que sabemos que la muerte es inevitable, lloramos entonces por la chica que no se casó con el amor de su vida en esa película de robots, de carros o de extraterrestres.


Nos hemos hecho a la idea de que todo puede pasar que acabamos volviendo a la cuadratura, sólo que ahora se ha pontenciado.


Buscamos revulsivos, revoluciones, revoltosos. Queremos movimiento, la paz nos da flojera, sentir nos da miedo, pensar nos genera conflicto.


¿Cómo le hará Cristiano Ronaldo para seguir siendo metrosexual cuando casi se mata en su Ferrari último modelo hace un par de días?


¿Se quedará el galán de la novela con una mujer? ¿Amar con todo el corazón es igual a tatuarse el nombre del "ser amado" en el brazo? ¿Por qué -pregunto yo, si no es mucho pedir- no se tatúan en una nalga o en una bubi un letrero que diga Dios te ama?


Dios mío, Diablo mío, por lo que más quieran, ilumínenme porque me da miedo no trascender. Ya le tuve miedo al amor, ya temí haber perdido a la gente que amé. Extraño mis sueños, necesito mi alma.


No permitan que me quede sin interés. En estos momentos de crisis económica si el interés sube... envíenme un poco.


Estoy en Cortazar. Sí, he vuelto y ahora además, junto a mí tengo a alguien. No me dejen sin interés, aunque sea, denme el de a largo plazo.


¿Por qué una palabra puede ser tan irónica al mismo tiempo?


¿Cuando yo digo que algo me interesa significa que me costará más porque sube la tasa de interés?


¡Qué cosas se te ocurren! Eres raro.


¡Cállate que me asustas! Duérmete ya. Es mejor.



N.T. No es nada personal, es madness in the air.


Fz.2:12. Enero 15, 2009. Cortazar, Gto.

No hay comentarios: