viernes, 20 de mayo de 2016

Fz. 2016

Soy un convencido que la vida está hecha de procesos, de idas y vueltas, que pocas cosas permanecen y que es en gerundio como todo ocurre: amando, escribiendo, respirando, caminando, llorando, pensando, cogiendo, analizando.

También soy un convencido que los apegos nos limitan y que la ambición es necesaria para trascender. Que la ofensa está en uno y no en el insulto o el perjuicio del que lo hace. Me ha costado sangre, llanto, alcohol, lágrimas, sudor, callos, esperma, insomnios e incertidumbres asumir y medio hacerme cargo de mi deseo -si es que eso se puede hacer-.

Reconozco mis intransigencias y puntos ciegos, no sé si me he vuelto cínico o si por el contrario me he hecho más alivianado al permitirlos y procurar no sentirme culpable. También me reconozco vulnerable a las relaciones amorosas, no al enamoramiento como tal, pues ese más o menos lo conozco.

Hoy en día muchos de mis compañeros psicólogos apelan a no “psicologizar” las situaciones mundanas, otros libran sus batallas desde sus trincheras defendiendo los roles masculinos y femeninos, algunos otros hacen análisis más profundos y pachecos, unos cuantos siguen siendo radicales e izquierdosos y unos cuando pocos aseguran haber madurado.

Hace tiempo que he optado por no “opinar” y censurarme en las redes sociales pues los argumentos del interlocutor son muchas ocasiones apasionados aunque no siempre bien fundamentados. Me gusta esto de que la gente cuestione, pregunte, interrogue, pero sigo pensando que tratar de convencer es alevoso, si al final de cuentas cada uno puede hacer de su culo un papalote, un origami o una propiedad pública o privada.

Me he ido acostumbrando en esta vitrina donde todo es digno de ser juzgado a las críticas moralistas a los religiosos, a los cuestionamientos a la vida privada de las figuras públicas, a la pregunta por la incongruencia. Como si los médicos no se enfermaran, como si Ronaldo o Messi no se equivocaran, como si Pep o Vucetich no tuvieran derecho a no ganar. A estas alturas de la vida, el ser humano sigue debatiendo sobre temas sexuales, roles de género, toma de decisiones, vida privada y forma de relacionarse del prójimo.

Mucho ha costado cometer errores, como para arrpentirse de ellos. Cada uno es libre de decidir irse o quedarse de algún lugar, pero a veces tiene miedo. No, no es que haya dejado de ser quien soy, es que me he ido estilizando. Tampoco es que haya crecido y madurado, esas mamarrachadas de ser polite no van conmigo. Aún recuerdo que en la prepa decía una maestra: es que a tí no te gusta digan cómo hacer las cosas o cuando mi mamá contaba “es que nacimos pa’ mayordomos, nos cuesta obedecer”.

¿Quién es quién para decirme cómo debo amar o actuar? ¿Quién estuvo conmigo en esos momentos en que tal o cual persona me marcaba a las horas de la noche para reclamar? ¿Por qué habría de ser como el otro espera que yo sea? ¿Quién ha estado conmigo en los momentos de mis locuras? Por decisión propia, he decidido quedarme solo. Lo reconozco, me cuesta un mundo circunscribirme a las exigencias: sean laborales, educativas, legales, familiares o amorosas.

Quizá por eso no estoy cuando me quieren, cuando me demandan, cuando quieren verme, quizá por eso me rehúso a formar una familia, casarme y “ser felices para siempre”. No, yo prefiero lo espontáneo, lo simultáneo, la coincidencia. Estoy, digamos, siempre buscando.

Hace años, me daba pavor esto. Hoy, hoy no sé si sea momento de emprender el vuelo e irme a otra ciudad, con otra gente y con nuevos horizontes. Es una idea que he tenido hace tiempo y que me ha vuelto a rondar la cabeza. Quizá sea momento de tomar las dos pelotas que Dios me dió e ir organizando desde otro lugar mi vida.


Ya me probé a mí mismo que puedo ser constante, consistente y disciplinado, que cuando quiero lo puedo lograr pero en una  de ésas, quizá simplemente no se me dé la gana hacerlo. Tampoco quiero que me rindan pleitesías pero las pocas personas que han tenido permanencia en mi vida, es porque de verdad son importantes para mí. Mucho menos busco un análisis metapsicológico y transversal de mi vida diaria, sólo… sólo tuve ganas de medio sistematizar mis conceptos.

Fz. a las 13:18 del 20 de mayo del 2016






No hay comentarios: