viernes, 20 de diciembre de 2013

Decisiones

Decisiones

Hoy en día el mercado ofrece al sujeto contemporáneo cientos de ofertas "exclusivas y personalizadas", sin embargo lo único que el mercado no puede ofrecer es colmar el deseo de los hombres y mujeres: puede ilusionar con que lo hará pero no puede ofrecer saciarlo.

La vida es una constante toma de decisiones: comer en casa o en algún establecimiento, tomar té o café, comprarse este auto o aquel, vivir en casa propia o pagar una renta, casarse o no, acostarse con alguien, beber, fumar, hacer ejercicio.

Sin embargo, pocas veces somos conscientes de esta toma de decisiones. Aquellos que saben de PNL y de "inteligencia emocional" tal vez lo tengan más a la mano y tendrán miles de tips y de sugerencias al respecto. ¡Bienvenidas! Pero no perdamos de vista que hay cosas que nos rebasan, que nos superan, que apenas y podemos intentar circunscribirlas al hacer un escrito o al ponerlas en palabras habladas.

Estas decisiones -buenas o malas, según su resultado- están permeadas por la esencia, por lo sacro, por lo que uno es, por aquello de lo que uno está hecho, constituido y casi nunca son azarosas. Uno puede asombrarse un día cualquiera con algo inesperado, pero tal vez es que uno no se dió cuenta de todo lo que fue sembrando para obtener ese resultado. Lo maravilloso, es que aún tomando nota de las decisiones de uno, el Universo y la vida se encargan de mostrarnos la faz de la luna que precisamente olvidamos al fotografiarla: sí, nos muestran aquello que no pensábamos o que no queríamos ver.

Hay quienes dicen que si deseas algo con todo tu corazón, el Universo se encarga de traértelo. Yo no dudo de ello, pero confío más en el trabajo diario, en la constancia, en el esfuerzo. El Universo ha conspirado pues para darme no más ni menos, sólo lo justo. Sólo aquello que he trabajado para tener.

Lo que agradezco por sobre todas las cosas son la gente buena y llena de buenas intenciones y de tanta fuerza para trabajar y crecer y ser mejor personas. Esos, esos me han rodeado mucho últimamente y, ha habido dias en que -incluso sin darme cuenta- me han sostenido y ayudado a mejorar; me han servido de ejemplo y algunos otros más cercanos  me han obligado a que mi indisciplina e inconsistencia desaparezcan a ratos.

A veces, cuando la noche se llena de neblina y el frío cala hasta los huesos, uno se desespera, quiere volver al sitio seguro, ahí donde se siente poco vulnerable, a ese parque de la primera vez. Pero uno olvida que aquellos árboles que nos dieron sombra han cambiado, que aquel sitio no es el mismo, que todo cambia.

Este viernes la vida me ha puesto de cara a eso "inesperado" y no me ha tomado por sorpresa. Es más, hasta lo gozo. Claro que me conmueve y me emociona y tiemblo y una parte de mi tiene miedo y no sabe qué hacer. Por supuesto que una parte de mi tiene pavor de tomar una decisión equivocada, por supuesto que siento un nudo en la garganta; claro que tengo palabras atoradas en la garganta y  un millón de mariposas pachecas en la panza. Pero también encontrarse  de golpe con aquello que uno estuvo construyendo por años, tiene su toque de felicidad.

Más cuando parte del resultado del trabajo son personas y le preguntan a uno qué hace, cómo está y le demuestran a uno que a pesar de los años, le siguen recordando y queriendo. Esta vida mía me está llenando de satisfacciones y, aunque a veces, me siguen sorprendiendo cosas que no espero, que no deseo y que no busqué -según yo- me quedo tranquilo y en paz.

Quiero seguir aprendiendo, creciendo, me gusta este momento de mi vida. Y me gusta tener a la gente que tengo a mi lado. Hasta ahora lo que he hecho, ha valido la pena. Y aún más, estoy cierto que vendrá más gente a mi vida, quizá algunos que apenas vienen en camino, que me harán crecer y me enseñarán y aprenderé.

Estas decisiones mías me han llevado a donde estoy. No siempre me gusta, lo reitero, pero sin lugar a dudas están ayudándome a crecer. Algunas a veces me enloquecen, pero sé que es transitoria mi locura (o al meno eso espero). En algún momento lo hice con soberbia al decir: no cambio lo que he vivido. Hoy no estoy tan orgulloso ni tan feliz de haber pasado por lo que pasé, pero sé que lo que pasé fue necesario para llegar a donde estoy y donde estoy y cómo soy me agrada, cada vez más.

Fz. Estío 56, el viernes 20 de diciembre del 2013, a las 11:29


P.D. Todo esto surgió escuchando esta canción de LA HABITACIÓN ROJA (La segunda oportunidad)



https://www.youtube.com/watch?v=Xj2u-2LQRJ0






miércoles, 11 de septiembre de 2013

De la malaria del futbol mexicano en el 2013.




Anoche, terminando el partido de Estados Unidos Vs México me permití discurrir en dos o tres ideas en un ejercicio más que periodístico o editorial, personal. El objetivo, intentar llegar a la sensatez de mis conceptos para transmitirlos de una mejor forma en este nuevo reto que tengo por delante. 

En la vida hay cosas que no se pueden ocultar, acaso se pueden disimular: el dinero y las emociones, por ejemplo.  El futbol es un juego de emociones, de ahí su popularidad. Las emociones son involuntarias, es decir inconscientes. Léase, no se puede estar exento de las consecuencias que ésas emociones producen, incluso como espectador.

Esta noche, la población que sigue el futbol en México no puede disimular su enojo, su rabia, impotencia, tristeza y amargura por lo que sucedió  en Columbus, Ohio. Siempre que la Selección 
Mexicana va a Columbus hay una noche triste. Esté en la portería Campos, el Conejo, Oswaldo o
Corona, esto ya ha pasado.

México viene de una dolorosa derrota en su propia casa, lugar donde tenía el lema del Místico, ¿lo recuerda? Sí, ese luchador de la AAA que decía: “En mi casa y con mi gente, se me respeta”. Sin
embargo,  las selecciones de la CONCACAF le han perdido el respeto a México, lo han zarandeado, lo han humillado. Nunca es lindo que uno sufra derrotas delante de los suyos.

Dice Serrat en una  de sus canciones que los recuerdos suelen contarnos mentiras y sí, la memoria es así, mentirosa, nos engaña, tiene sus propias prioridades y muchas veces se vive en medio de triunfalismos que llevan a la soberbia o desastres que llevan al fatalismo –más en el futbol, y particularmente en el futbol mexicano-. Si la percepción nos engaña, ¿por qué habría de ser distinto con la memoria? Ambos, memoria y percepción,  pertenecen al mismo órgano, visto desde la biología y al mismo aparato psíquico, visto desde la Psicología. Lo que no se elabora, se repite, reza una máxima en Psicoanálisis y creo que puede ser extensiva no sólo dentro de los márgenes que circunscriben a éste. Las derrotas en Columbus parecen no elaborarse: se repiten cada cuatro años en las eliminatorias rumbo al mundial.

¿Qué pasa con la Selección a últimas fechas si hasta hace unos pocos meses nos llenábamos la boca de tener a “los campeones olímpicos”? ¿Qué pasó? ¿Dónde nos perdimos? ¿De qué nos perdimos? ¿Es una maldición por el cabalístico número 13 que acompaña día a día a este año?

Me parece que no.  ¿Será entonces que como decían en la transmisión del partido en Columbus los comentaristas de TV Azteca, que no sabemos ganar? Esto me parece más cercano. Tengo la impresión de que algo pasó en todas las instancias involucradas con la selección nacional: a nivel directivo se  vendió un discurso al cuerpo técnico y que a su vez fue absorbido, tomado por los jugadores dentro de la cancha. Para ser claro, el futbol mexicano se ubicó en una posición de soberbia. “Se le subió”. En mi pueblo decían  el que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver.  Hasta antes de la medalla conseguida en Londres, el discurso y la posición donde el futbolista mexicano parecía sentirse cómodo eran en el del “ya merito”. Durante años, con entrenadores nacionales y extranjeros, el futbol mexicano vivió de esa posición.

Mi argumento que sustenta estos comentarios está  fundamentado en las declaraciones del ahora ex DT nacional, José Manuel de la Torre. Cuando él sale alrededor de las once de la noche a la conferencia de prensa  el viernes y habla de que faltó trabajo, que las cosas no salieron como se esperaba, que esto no es un fracaso y que no renunciará, queda claro que está perdido, que ya no tiene asideros, no tiene más de dónde sujetarse y con él, tampoco lo tienen los jugadores, ni los directivos. El Chepo es sólo el portavoz de un discurso institucional. Si quien está investido de autoridad no tiene humildad siquiera para reconocer que las cosas se hicieron mal, el equipo está perdido.

Cabe mencionar también que, cuando el experto en el grupo y se supone que en futbol, no detalla cuáles fueron esas fallas, también se puede apreciar que no se sabe cuál es el objetivo del combinado nacional. Quizá mi amargura no me permitió apreciarlo, pero yo no escuché que se hablara de cómo fue que se planteó el partido cuando Honduras atacó con dos delanteros.

Tampoco en el transcurso del partido vi un cambio a nivel táctico en el que se transmitiera que se estaba preparado para ello, y se supone que lo contrataron por eso, por ser experto. Yo no escuché que dijera cuál fue el parado ante la ofensiva de Honduras. Y si no está claro cuál es el parado, está claro que se han perdido las bases del juego.

Cosas tan simples –aparentemente- como: si tienes dos delanteros, cambias a línea de cinco, obligas a un contención a cubrir a ese segundo delantero si tanta es la necedad por jugar con línea de cuatro o pones un tercer medio campista para tener copado el centro de la cancha, por citar un ejemplo. César Luis Menotti dice que el 4-4-2, o el 5-3-2 o cualquiera que sea la formación, leída así (con números) no son sino, valga la redundancia, números telefónicos, pero De la Torre no apeló siquiera a esto para “marear” a los periodistas. De la Torre ya no tuvo recursos y tampoco dijo: me equivoqué.

Sí, el trabajo falló, porque no se supo adaptar, no tuvo capacidad de reacción el representativo nacional. Dentro de la cancha no hubo alguien o alguienes, si se me permite la expresión, que asumiera el rol de liderazgo e intentara cohesionar al grupo para que las fallas no terminaran con el balón anidado en la portería de Corona. Por si fuera poco y a título personal, esa fallida atajada de Corona ante el tiro potente y todo -pero atajable- de Carlo Costly, me convocó a aquella parada también de Oswaldo contra Costa Rica, en el propio Azteca bajo el mando del profe Meza. Las consecuencias fueron más o menos las mismas: dos jugadores –Costly y Medford- que tuvieron paso por la liga mexicana, gritando y festejando descamisados el gol en contra de México.  Esa historia ya la vi, cito nuevamente, lo que no se elabora, se repite. ¿Y por qué no se elabora?

En los medios nacionales muchas veces se arguye que la Selección Nacional no se siente cómoda con un rol protagónico como favorito. “México pasa caminando las eliminatorias” se dice y hasta ahora –con detractores y gente a favor- el único que lo ha hecho, ha sido Ricardo Antonio La Volpe. Sí,  con él nuevamente se perdió el cuarto partido en el 2006 con aquella genialidad de Maxi Rodríguez. Pero se perdió porque el futbol vive de eso, de genialidades, de cosas inesperadas, de obras de arte. Eso es lo que hace que el futbol sea tan maravilloso y hay que saber perder, pero también hay que saber ganar y pareciera que más que un aliciente, la medalla olímpica fue una piedra en el zapato, que hasta la fecha, ha traído consecuencias de-sas-tro-zas.

Muchas veces lo nuevo paraliza o da miedo, capaz que es una de éstas. El cuarto partido, otro rubro que no se puede dejar de lado. El medio mexicano parece estar obsesionado con ese quinto partido al que Bulgaria, Alemania, Estados Unidos y dos veces Argentina han impedido al  combinado nacional, llegar; muchas veces más por lo que el Tri dejó de hacer que por las virtudes –como en el caso de Maxi Rodríguez- del rival. ¿México no sabe ganar?

A estas alturas del partido, usted amable lector quizá pueda objetar que no ha sido así con las selecciones sub-17 que han alcanzado la gloria y tocado el cielo tanto en Perú contra Brasil, como en el propio Azteca contra Uruguay. Hace poco alguien cercano a mí me decía, ¿por qué no llevan a Chucho Ramírez a la selección mayor, es un técnico triunfador y con mente positiva?

Para mí esos no son argumentos ya que no es lo mismo dirigir a futbolistas en formación que a futbolistas profesionales pues estos últimos cuentan ya con un palmarés local, internacional, personal y sobre todo mediático; en términos a los que estamos acostumbrados se podría decir que son futbolistas que ya están inflados, crecidos. Al igual que el Chepo el viernes pasado… son jugadores soberbios. Y esta soberbia hace, muchas veces, que se olviden de disfrutar el juego.

Pues la soberbia desencadena en que el rival que más se menosprecia nos saque un susto o nos ponga en predicamentos, tal y como pasa hoy en día, que nos tenga al borde de no ir a la justa mundialista. Es decir, algo ocurre en esa transición entre ser un juvenil y un profesional.

Circunscribimos aquí: México no se siente cómodo como favorito ni sabe ganar como profesional. El jugador mexicano, salvo contadas excepciones se queda en una promesa, una promesa tan seductora  como la del quinto partido en la Copa del Mundo. Mi corazón, lo he dicho abiertamente muchas veces, le pertenece a las Chivas y ahí he visto jugadores como el Bofo Bautista, Alberto Medina, el Gaby García, Sergio Pacheco, el mismo Omar Bravo, ahora Marco Fabián y tantos y tantos otros nombres que han sido grandes promesas y han terminado en cartuchos quemados, todos ellos claro está, mexicanos. En la selección ha ocurrido lo mismo en el pasado reciente: Landín, Ever Guzmán, Villaluz, Santiago Fernández (incluso ya retirado), Pablo Barrera, Efraín Juárez y otros tantos, no han dado el do de pecho.

 Y esto no es exclusivo del plano futbolístico, México es un país que vive de la promesa. Pareciera como si, la idiosincrasia mexicana viviera de la promesa de un salvador, como si viviera de una esperanza mesiánica también en terrenos políticos, económicos y sociales. Y esa sensación se vive ahora mismo en lo que respecta al futbol: que venga alguien y nos salve y nos lleve al mundial. Al final de cuentas, ya veremos si pasamos o no del cuarto partido. Y acá me he permitido hablarlo como algo propio (de nosotros) porque así es como se vive, como algo en lo que todos –aquellos que amamos el futbol en este país- estamos inmersos.

Una vez llegado este momento, para nada novedoso si se tiene memoria, de elegir a la persona idónea –en este caso el Director Técnico del TRI- hay que plantearse cuál es el perfil, qué es lo que la Selección necesita. La selección necesita orden, disciplina –táctica y personalmente-, definir los objetivos y a partir de ahí tener una idea, un concepto de juego. No existe tal: como grupo y futbolísticamente, la Selección es un caos, un desgarriate.

La Volpe le daba disciplina táctica: los jugadores sabían cuál era su función dentro del campo y sabían cómo enfrentar al rival en caso de que éste cambiara el parado. Con Aguirre el equipo era ordenado y en base a ello se intentó ganar, aunque el futbol no fuera tan vistoso como con La Volpe. Con Lapuente y Mejía Barón también. Había una identidad grupal que a su vez daba una personalidad al combinado nacional. El Potro Gutiérrez y Chucho Ramírez supieron disciplinar a chicos menores de 17 años –tal vez por la edad, tal vez por la disposición de éstos- y a su vez supieron “enseñar” cómo había qué jugar. El flaco Tena en su paso por Londres tuvo la capacidad para transmitir una idea, acompañado por Chava Reyes, el Yayo de la Torre y el mismo Chepo, pero el discurso ya no sirvió porque trabajan con humanos y los seres humanos somos impredecibles y lo que en un momento sirve, bajo otras circunstancias no, y no supieron adaptarse a ello: no tuvieron plasticidad, ni táctica ni mentalmente. Y si no, le invito mi querido lector a que buscar en internet declaraciones y notas periodísticas que nos hablan de que la disciplina ahogaba (con razones o no) a los futbolistas mexicanos. El discurso se desgastó.

El diagnóstico está hecho y cualquiera que guste del futbol puede entenderlo. En esta vida hay
pocas cosas nuevas bajo el sol. Los jugadores deben sentirse identificados con la idea de quien dirige desde el banquillo, hacen falta líderes, hace falta alguien que cohesione al grupo –ya sea con éstos o con otros jugadores-, que sea humilde, que vea más allá de lo meramente motivacional, porque hoy en día en el futbol no se triunfa sólo con buenos deseos y muchas ganas, hace falta una estrategia y por supuesto,  que los haga disfrutar  cuando jueguen. El futbolista mexicano está atravesado por una ideología, un discurso y un deseo que le preceden. 

Casi todo apuntaba a que con los chicos que ganaron los mundiales Sub 17 en 2005 y 2011, que el chip de la “mediocridad” había sido extinto y en aquel momento se lanzaron las campanas al vuelo, pero  sólo eran eso: chicos. Sus prioridades eran disfrutar el juego y con ello el éxito, no tenían sobre sus hombros las responsabilidades personales y deportivas de un jugador profesional. Basta recordar aquella imagen que le dio la vuelta al mundo de Julio Gómez con la cabeza cortada y llena de vendas hacer una pirueta en el aire para convertir el gol del triunfo contra Alemania en Torreón.

La adultez y la madurez llegan a intervalos, no son constantes ni llegan por inspiración divina y al jugador mexicano está claro que le cuesta. Algo pasa y ahí los directivos, los dueños de los equipos, los entrenadores, deben hacer algo para que estos chicos no sean sólo promesas de algo grande. Independientemente de esto, hoy  día urge hacer un cambio para obtener resultados distintos, contemplar el duelo no sirve, hay que tomar decisiones y cambiar el rumbo de este barco.

Puede usted estar de acuerdo o no conmigo. Esto es sólo una lectura, un punto de vista desde mi lugar como espectador, psicólogo, amante del futbol y sobre todo, mexicano. Tal vez he sido muy apasionado, pero ante el futbol, no puedo permanecer impávido ni silente.

Francisco Chimal Campos

lunes, 24 de junio de 2013

Querer...

Querer.


Quise verte pero he olvidado tu rostro, así no te puedo hallar. 
Quise hablarte pero olvidé tu nombre, por más que trato no me puedo acordar.
Quise buscarte, pero ni el Google Search me pudo ayudar.
Te quise abrazar, es más, creo que hasta te quise besar.
Quise beberte, pero recordé que he decidido dejar de tomar.
Intenté probar fumarte un poco, pero esta tos no me deja más en paz.
Quise correr a tu brazos y mientras más te buscaba, más te alejabas.
Quise, quise querer, que definitivamente no es lo mismo que amar.
Porque amar es algo más, algo que sólo se da.
¿De esto se trata el olvido? ¿Es esto dejar de amar?
Por más que trato, no logro asirte, ¿acaso alguna noche -en mi delirio- tu amor pueda recordar?
Quise, la verdad es que quise... pero hay cosas que no se pueden forzar.

Fz., Estío 56. Las Rosas. Junio 25, 2013. 00:25 hrs.

viernes, 5 de abril de 2013

La feria (cada uno con su cada cual).

¿Karma? ¿Así dicen que se llama?
¿Conductas desadaptativas?
¿Deseo?
¿Universo?
¿Guerreros?
¿Gestalt?
¿PNL?

Cuando llegamos a este mundo hay una cultura que nos precede y a la cual nos insertamos a través de los símbolos, principalmente a través del lenguaje. Las palabras existen antes de nosotros y probablemente seguirán existiendo, aún cuando Dios en uno de sus arranques como los que tenía hace miles de años, destruya dos o tres ciudades.

Gracias a este mundo simbólico vamos organizando nuestro propio mundo y perspectiva, nuestra manera de leer la vida, de mirar las cosas. Sí, la verdad es que hay pocas cosas que nos pertenecen, a caso nuestros silencios y nuestra propia muerte. Ergo, en aquel modelo del piquete que viene del exterior y produce una reacción desde el interior que asumimos como propia, que defendemos a capa y espada y que hasta presumimos.

Sí, la verdad es que independientes, únicos e irrepetibles, pues sí... tenemos un lugar en el Universo y el Universo somos nosotros mismos, pero taaaaaaaan diferentes a los demás, no somos. Y si no, que vean una foto familiar o que nos vean en la postura corporal o los pasos de baile. A alguien -generalmente cercano- le hemos aprendido esos gestos y modos. Ahora bien, nuestras formas de relación también tienen este modelo. Afortunadamente, también las podemos cambiar. De lo contrario, mi ejercicio profesional no tendría un lugar en la vida de las personas. ¿Y tú crees en él?, me preguntaron hace algunos años. Claro... por ello llevo ya una relación de casi cuatro años con esa persona que sabe "casi" todo de mí.

A eso le apostamos, a crecer y ser mejores personas. A trascender. A repetir aquello que sirve y abandonar aquello que nos ata. El cuerpo humano es una perfección y entiende que el proceso digestivo no sólo consiste en la ingesta, sino también en la evacuación de aquello que no sirve. ¿Por qué habría de ser distinto en otros terrenos?

Volvamos a la experiencia como forma de relación. Si durante muchos años vi la vida a través de los anteojos del ENGAÑO, ¿por qué habría de verla distinta ahora? Si durante muchos años me coloqué en la ventana DEL DRAMATISMO, ¿por qué no hacerlo unas cuantas horas más? Si llevo 30 años pidiendo siempre como entrada una ensalada de EGOÍSMO, ¿cómo voy a conocer que no todo en esta vida es esa ensalada o mejor aún, que no sólo hay un único restaurant?

Sí, tienen razón aquellos que dicen que es energía desperdiciada y que gastamos mucha de ella en sentirnos OFENDIDOS, o en hacer INTERPRETACIONES según nuestro anteojos, ventanas o ensaladas. Y como preguntaba un amigo, casi hermano, ¿cómo es que eso no ocurre siempre? Porque es inconsciente y porque no somos estáticos, es decir, no siempre estamos del mismo humor. Dejar ir no es fácil, soltar, evacuar, abandonar. Ya bien las cosas que nos producen placer o aquellas que son un dulce tormento aunque pasemos la vida quejándonos.

Cada uno tiene sus formas, tiempos y razones. Todos lo podemos hacer. Esto sólo es un recordatorio (creo que más personal que comunitario). No quise dejar pasar la oportunidad de decir: si buscas desconfianzas, desconfianzas hallarás, si buscas rencor, rencor tendrás, si das buena vibra, buena vibra tendrás. Si buscas burlas, burlas tendrás. Si buscas amor, amor tendrás. Suena a receta pero cuesta hacerlo. Cuando hag estas afirmaciones no hago referencia a que "la vida te da eso", sino a que uno sólo lo mira a través de ese cristal. Es como, si uno va buscando sólo una cosa, sólo eso hallará y se perderá de todo lo demás que tiene la vida. Capaz que algo ni siquiera tiene la cualidad que buscamos y nosotros se la ponemos. Tampoco se trata de que lo tomen como verdad absoluta, esto es epistémico más que hermenéutico "Tratar de convencer es alevoso" dice Sabines y también dice "los árboles esperan, tú no esperes".

Nadie puede venir a decirnos: "estás mal, eres un idiota". Para eso tenemos nuestra conciencia moral, pero eso sí, nosotros podemos decir "quiero crecer" (no sé si seamos o no mejores personas, pero al menos vamos a intentarlo).

Al final de cuentas, sólo se trata de formas de amor. ¿Acaso no toda demanda de atención -no sólo psicológica- es en el fondo una demanda de amor?

Fz. En Corta, el 5 de abril del 2013. A eso de las 14:44 hrs. (Con FORMAS DE AMOR de Caló de soundtrack)

lunes, 4 de febrero de 2013

Entre azul y buenas noches.

Lo he venido diciendo de un tiempo a la fecha: la vida te pone de cara a la falta -cualquiera que sea el rostro de ésta-. Sí, la vida, Dios, el destino, el karma, la historia personal, el deseo... ¿qué será no lo sé pero sí sé que no que da otra que poner pecho a lo que pasa. No siempre es tan difícil, sobre todo si uno sigue con su vida y simple y sencillamente la vive.

¿Cómo vas?, me preguntaron. Pues aquí estoy -como antes y probablemente como después- preguntándome de la vida, del amor, de Dios, de mi. Sí, sobre todo estoy ocupándome y preocupándome por mi. Sigo sin entender muchas cosas. A mis veintiocho años estoy conociéndome, mirando mis alcances que espero que sigan siendo desconocidos y ajenos porque eso significa que el límite sigue estando lejos y que puedo alcanzar muchos sueños.

Esos sueños me preocupan. Esos sueños me inquietan, no me dejan descansar. Los siento cerca, siento que se aproximan. Este es el primer paso para andar el camino: escribir. Hace poco alguien a quien aprecio mucho me dijo que yo tenía la facilidad para en cuando me DECIDIERA, me sentara a escribir y las ideas fluyeran, salieran, se me escaparan y entonces diera rienda suelta a todo este delirio que traigo y que hay que problematizar y sistematizar. Ello hará que sea algo concreto y no un mal viaje más.

Ahora cuando menos salgo a la calle, voy a Corta, al trabajo, a la escuela y triste o contento hago lo que me toca. Hace poco me decían que cómo podía estar triste y estar con mis amigos. Si, a veces no les cuento, me he vuelto discreto. He aprendido, he tomado un camino distinto: no sé si más largo o corto, pero sí distinto. Para sentir no siempre hay que demostrarlo, para vivir no es necesario ser dramático. Uno no gobierna sus pulsiones, sólo las estiliza, les da un acabado. ¡Ay esas pulsiones mías! ¡Ay esa primera huella que dejaron sobre mí y que yo llamo deseo!


Santiago de Querétaro, Qro., a 23 de noviembre del 2012. Fz.

¿ANDAS SENSIBLE?

Es el primer martes de febrero de esta año que me pinta tan bien en casi todos los aspectos, que me invita a crecer y a seguir aprendiendo, a tal vez equivocarme mucho y también por supuesto a tener éxito: porque ya es hora de que dejemos que nos vaya un poquito bien. Son las primeras horas y estoy otra vez en este lugar que conozco casi de pe a pa y que se ha convertido en una especie de guarida para mí, teniendo de fondo el Mediterráneo. Recibo entonces saludos de Grecia y me preguntan quién es la musa que me ha inspirado esta noche a compartir tantas emociones en unas cuantas palabras y unas cuantas notas. Y esa aurora que se ha venido acercando y me llena de nuevos aires, de aires de juventud y de inocencia. Me relajo y respiro -al menos esta noche no el humo del cigarrillo- me siento a escribir y empiezo a recordar tantas y tantas cosas que he querido plasmar y que se han quedado sólo en mi cabecita.

¿Qué pasa, Francisco? Preguntan las redes sociales -cualesquiera que éstas sean- y lanzan una pregunta en Twitter que reza: ¿se sienten solos? Entonces yo me respondo a mí mismo: estoy solo, pero no me siento solo. Y viene una pregunta desde el fondo de mi Alma que interroga ¿a dónde andas que más valgas? Y yo vuelvo a responder "aquí, con Soledad". Pero la verdad es que siempre estoy con ella, o más bien ella siempre está conmigo. Para mí que es sólo una cara, una faceta de mi falta, de mi muerte, de mi finitud. No, no se trata de ser dramático y decir que la soledad es una equivalencia a la muerte, no. Lo que estoy tratando de decir, es que estando en soledad me permito darme cuenta de mi finitud. Que es como una sombra que me sopla al oído y que me recuerda que estoy en falta. Que la vida -quiera yo o no- me va a poner siempre de cara a aquello que no tengo, a aquello que me falta.

De a poco le he ido tomando gusto, cierto placer, cierto erotismo a esta soledad en la que a veces me acompañan mi cigarro, mi música, mis bebidas (un trago, un café, una coca cola) y casi siempre mis amigos en Facebook o Twitter. Sin embargo, a esa soledad más allá de la virtualidad y ese punto convergente entre simbolismo e imaginación, a esa soledad física en la que uno se encuentra y donde, como dice Sabines, no hay ni una mujer siquiera a la cual uno le endilgue la posibilidad de colmar esa falta, ese rincón inhóspito en el corazón y el cuerpo propios. Esa soledad es la que a mí me ocupa, la que me tiene con el alma en un hilo, desde el terreno profesional y también desde el aspecto personal. ¿La soledad posmoderna nos enferma?, escribía yo en algún momento hace un año. ´

Sí, es esa finitud, esa falta, ese hálito, esa energía que siento, que veo a la cara antes de dormir y que viene a mí al despertar. No, no tengo miedo de morir, de vivir no estoy muy seguro si tengo miedo. ¿Por qué la vida no nos resulta tan temible? ¿Acaso porque nos es conocida?

CONTINUARÁ...

P.D. A veces la gente piensa que uno para escribir necesita estar sensible o triste, o con alguna musa particularmente susurrándole al oído. Yo lo llegué a pensar también, ahora lo estoy intentando cambiar.


Fz.

Estío 56, en Las Rosas. Santiago de Querétaro, Qro., a 5 de febrero del 2013. 01:34